viernes, 10 de noviembre de 2017

Reflexiones sobre Flipped Classroom


  Estas últimas semanas he profundizado en la metodología de la clase invertida familiarizándome con algunos de sus fundamentos teóricos y ensayando algunas de las propuestas que van unidas a ellos.
   Me ha resultado especialmente interesante conocer la taxonomía de Bloom. Creo que es una teoría bastante útil para redefinir el papel del profesor y del alumno en el aula, y que permite rediseñar actividades para hacerlas más atractivas para los alumnos, permitiendo al profesor clasificar mejor los objetivos del aprendizaje en distintos niveles de complejidad.

   La idea básica de la taxonomía, tal y como yo la he entendido, consiste en emplear el tiempo de clase en la realización de actividades en las que los alumnos pongan en práctica destrezas asociadas a niveles o fases superiores de aprendizaje: aplicar, analizar, crear..., en vez de dedicar el tiempo a que simplemente recuerden y comprendan contenidos.
    Yo desconocía esta taxonomía, pero ya más de una vez me había percatado en mi práctica docente de lo absurdo que resulta dedicar la mayor parte del tiempo a explicar contenidos y a diseñar actividades más o menos mecánicas con los alumnos para asegurarme de que los aprenden: resúmenes, esquemas, mapas conceptuales... Sacar este trabajo fuera del aula con la ayuda de las TIC, y dedicar el tiempo de clase a aplicar esos contenidos en propuestas que impliquen que el alumnado adopte una actitud más activa, crítica y autómona, creo que es un reto que en el contexto educativo actual es ineludible.
    Modestamente yo había ensayado algo similar en mis cursos de filosofía y psicología de bachillerato en los últimos años, obligando a los alumnos a prepararse determinados contenidos (facilitados en mi blog), para que en 10-15 minutos los expusiesen en clase y luego realizar distintas tareas: disertaciones, ejemplificaciones con dilemas morales, puestas en común...
 
    La propuesta de gamificar el aula para aplicar los objetivos de Bloom también me parece muy interesante, aunque creo que exige un cierto tiempo para diseñar actividades interesantes y que el alumnado no crea que son simples juegos. En este bloque del curso he conocido recursos muy útiles para gamificar como Quizlet, Toovari o Kahoot. Tendré que irme familiarizando poco a poco con ellos. El proyecto ABP-Flipped que he diseñado tengo intención de ponerlo en práctica este mismo curso en el tercer trimestre en dos grupos de 4º ESO. En estos meses lo iré puliendo y podré valorarlo mejor una vez que lo haya realizado, viendo también qué actitud toman los alumnos y cuál es su opinión.

     En definitiva lo que estoy aprendiendo en este curso me está resultando bastante interesante. Aún me cuesta asimilar ciertas cosas y dominar ciertas herramientas, pero, como suele decirse, la práctica hace la perfección y en eso estamos: practicando y aprendiendo por ensayo y error. En este camino está siendo útil el trabajo colaborativo y poder ver las propuestas de otros compañeros de curso, pues son opiniones valiosas para saber ventajas e inconvenientes de determinadas herramientas para gamificar, nivel de dificultad en su uso, etc.

      La propuesta de actividad rediseñada según la taxonomía de Bloom que he elaborado ha sido la siguiente:

       https://padlet.com/tic_crif_acacias_flipped/Bloom_SBE/wish/201303204

    El proyecto de gamificación diseñado puede verse en el siguiente enlace:

      http://formacion.educa.madrid.org/mod/forum/discuss.php?d=83001


Seguimos aprendiendo y "flippeando"    

  

martes, 24 de octubre de 2017

FLIPPED CLASSROOM



     El año pasado cumplí veinticinco años trabajando como docente. Sin duda se trata de una fecha redonda para reflexionar sobre el pasado, el presente y el futuro de la labor docente. Muchos y muy profundos han sido los cambios que esta profesión ha experimentado desde que empecé en ella. Sinceramente, no sabría decir si han sido cambios para mejor o para peor, pero lo que es innegable es que son cambios que han venido para quedarse pues son reflejo de los profundas transformaciones sociales acontecidas en estas últimas décadas.

     Hoy hay un consenso unánime en señalar la revolución tecnológica como el cambio social más decisivo de los últimos años. La era analógica quedó atras, enterrada por la vertiginosa era digital. Internet y, en general, las nuevas tecnologías de la información y la comunicación (TIC) han invadido nuestra vida cotidiana, nuestro día a día, haciéndose ya imprescindibles.

      Se afirma a menudo que el mayor desafío al que debe enfrentarse la educación en la actualidad es el de integrar de manera plena y definitiva esas tecnologías. Se echa en cara a los centros educativos y a los docentes que, en lo esencial, siguen usando metodologías del siglo XX (¡¡incluso XIX!!) para enseñar en un mundo digital a unos alumnos que nada tienen en común con los de aquellas épocas. Alumnos que algún experto denominó "nativos virtuales" y que demandan una educación que ha de estar en sintonía con el mundo en el que viven y, sobre todo, en el que van a vivir como adultos. 

     Con frecuencia he reflexionado en estos últimos años sobre esta problemática. Como muchos otros compañeros he ido constatando un progresivo alejamiento de mis alumnos. Cada vez siento que me cuesta más llegar a ellos, que conecto menos, que se aburren más en clase, que la metodología de la clase magistral ya no sirve, que no es suficiente con pedirles que atiendan, como si la atención fuese algo que uno puede voluntariamente dominar sin necesidad de estímulos externos que la despierten y la mantengan viva. Este sentir es compartido en salas de profesores, juntas de evaluación, reuniones de departamento, claustros... Pero la inercia y el peso de la tradición, además del miedo al cambio, suele imponerse, y año tras año va aumentando esa desazonante sensación de estar haciendo algo que ya no sirve, o, por lo menos, que ya no sirve como antes, algo que debe ser actualizado, completado, revisado... Ese algo, claro está, no es otra cosa que la propia práctica docente, nuestro trabajo diario en el aula con esos alumnos que serán los ciudadanos del mañana.

     Hace tiempo que escuché hablar de la metodología de la clase invertida (Flipped Classroom). Me gustó lo que oí y decidí buscar información donde todos la buscamos hoy: en internet. Leí algo sobre sus orígenes, sobre sus propósitos, sus desafíos, ventajas e inconvenientes... En general, ví dos aspectos que me parecieron especialmente atractivos: que el tiempo de clase se use para fomentar el trabajo colaborativo de los alumnos, y que éstos adquieran un papel mucho más activo en el proceso de enseñanza-aprendizaje en comparación con otras metodologías más clasicas. Igualmente, me parece atractiva la idea de redefinir el rol del profesor

     En estos inicios de curso estoy viendo que es una metodología muy útil para poder adecuar la educación a los distintos ritmos de aprendizajes de los alumnos, y también valoro su flexibilidad. El uso de podcast, videos... permite sacar fuera del tiempo de clase la parte de explicación de contenidos más sencillos, que suele ser la que tradicionalmente ocupa la mayor parte del tiempo del alumno en las aulas, para dedicarlo a trabajar esos contenidos: ampliándolos, analizándolos con detalle etc. De este modo, creo que se involucra más al alumno y se le motiva también más.

     De todas formas, aún tengo algunas dudas sobre el éxito de este modelo. No sé si quizá pasada la novedad los alumnos terminarán cansándose de él, pues es innegable que les exige trabajar más tanto en casa como en el aula. Supongo que será cuestión de acostumbrarlos, aunque vencer el peso de la costumbre puede ser un desafío. También está el temor de los propios alumnos y de sus padres de que este modelo les prepare peor para afrontar exámenes más estandarizados, como puede ser la actual EVAU. Supongo que ese miedo solo podrá superarse una vez que el modelo esté engrasado y lleve un tiempo aplicándose, y pueda verse estadísticamente que no supone desventaja, ni "perder el tiempo" en clase. Sin duda, el que este modelo se ponga en práctica de manera minoritaria en un Centro educativo tampoco ayuda en principio a vencer las dudas sobre su efectividad.

     A pesar de todo, tengo intención de arriesgar y probar con la "Flipped Classroom". Me gusta la idea de que los alumnos puedan ir modelando su aprendizaje con el uso de las nuevas tecnologías y de crear un entorno más flexible. Sé que es un reto difícil y no exento de riesgos, pero creo que es mejor intentarlo que quedarme anclado en una metodología tradicional que, como he dicho al inicio, me parece que ya está agotada y que es responsable directa de muchos de los problemas que se viven dia a dia en los centros educativos: falta de interés por las materias, comportamientos disruptivos en el aula, aprendizaje básicamente memorístico, tiempos homogéneos para todos los alumnos sin respetar sus singularidades, etc. 

     En resumen, puede decirse que estoy solo al inicio de un camino que no sé muy bien dónde me llevará, pero que creo merece la pena recorrer

domingo, 22 de octubre de 2017

FLIPPED CLASSROOM

Aquí os dejo el enlace al podcast donde explico las razones por las que he decidido adoptar la metodología de la clase invertida para este curso:

https://soundcloud.com/user-329011562/flipped-classroom